Ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, defendió el derecho de la nación caribeña a desarrollarse sin los efectos del bloqueo impuesto por el Gobierno de Estados Unidos.
En su intervención, el canciller responsabilizó al
país norteamericano de las severas consecuencias de la reciente desconexión del
Sistema Electroenergético Nacional, originada por las dificultades para el
suministro de combustibles, piezas de repuesto y financiamientos para el normal
funcionamiento de las unidades de generación.
Señaló que las carencias que atraviesa Cuba en la
actualidad son causadas por los efectos directos de las medidas extremas de
guerra económica aplicadas por el Gobierno estadounidense desde 2019, con la
designación de la isla antillana en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo y
la aplicación del Título Tercero de la Ley Helms-Burton.
Precisó que solo en el presente año, Estados Unidos
sancionó a 53 buques y 27 compañías asociadas a los envíos de al archipiélago,
y acotó que solo con 18 días de bloqueo bastaría para asegurar el mantenimiento
a las termoeléctricas necesario para el vital funcionamiento de estas y el
monto de los daños generados en cinco meses equivalen a todas las importaciones
anuales de combustibles, señala un despacho de la Agencia Cubana de Noticias.
Destacó que los aspectos singulares y
extraordinarios respecto al caso es el empeño deliberado de Estados Unidos de
asfixiar la economía nacional y que ningún país, por robusta que sea su
economía, podría encarar una agresión tan brutal, asimétrica y extendida en el
tiempo sin un costo considerable en la calidad de vida de su población.
Rodríguez Parrilla ahondó en la ilegitimidad de las
medidas coercitivas adicionales aplicadas a partir de la administración Trump,
las cuales escalaron a niveles sin precedente en el contexto de la pandemia de
la COVID-19 y que su sucesor, Joseph Biden, ha mantenido intactas.
El canciller cubano denunció que cada día de
vigencia de esa política cuesta al país más 14 millones de dólares, carga
extrema a una economía insular y en vías de desarrollo como la de la mayor de
las Antillas.
Más del 80 por ciento de la población cubana ha
nacido bajo las condiciones del bloqueo y las nuevas generaciones son las más
afectadas al no tener una perspectiva más allá y buscar realización a sus
proyectos de vida fuera del país, lo cual separa dolorosamente a las familias,
agregó.
Recalcó que solo en el sector de la salud con 15 días
sin bloqueo sería posible cubrir el cuadro básico de antibióticos y
analgésicos, en solo un día se podría comprar la insulina necesaria para suplir
el tratamiento anual a todos los diabéticos, nueve días de bloqueo impiden
recaudar lo necesario para importar el material médico gastable y 15 minutos
representa lo requerido para adquirir las prótesis para niños y adolescentes
con discapacidades auditivas.
Enfatizó en el carácter calumnioso de incluir a Cuba
en la lista de países patrocinadores del terrorismo, en agudo contraste a la
tolerancia e indiferencia ante individuos y grupos que hoy organizan y
financian en territorio norteamericano actividades violentas y terroristas
contra Cuba.
Subrayó que esta decisión perjudica el esfuerzo
internacional por luchar contra ese flagelo y se suman, con un peso
extraordinario, a las limitaciones asociadas al bloqueo ya existente.
La permanencia de Cuba en la espuria lista pese al
rechazo internacional confirma la carencia de argumentos morales y éticos para
justificar la guerra que se nos impone, expresó.
Acerca de las recientes medidas anunciadas por el Gobierno de Estados Unidos, que en apariencia flexibilizan el cerco, son estériles y engañosas, no se encuentran en vigor y son
impracticables, ya que las supuestas oportunidades ofrecidas tropiezan con
trabas y regulaciones diseñadas para paralizar la economía cubana.
En su cúspide de cinismo, explicó, se propone
responsabilizar al Gobierno cubano de los impactos del bloqueo para fomentar
los intentos subversivos, afines a sus propios intereses dirigidos a promover
un cambio de régimen, el colapso económico y estallido social.
A pocos días de celebrarse las elecciones
presidenciales en los Estados Unidos, valoró que el candidato que resulte
ganador tendrá la posibilidad de elegir entre continuar con esa política
fallida o escuchar democráticamente a su propio pueblo y a la comunidad
internacional y usar sus prerrogativas administrativas para un cambio de
enfoque y reparar la grave injusticia que se comete contra los cubanos.
En ese hipotético, aseveró, encontrará la
disposición de la Cuba al diálogo serio, responsable y constructivo para
avanzar en la normalización de las relaciones, desde el respeto mutuo.
No obstante, en el caso contrario, reafirmó que tras más de seis décadas de aplicación el bloqueo no podrá apagar la firme determinación del archipiélago y sus habitantes de defender su derecho soberano a construir un futuro propio y vivir en paz. (Redacción digital. Foto: Prensa Latina)
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