Cerró cortinas XXVIII Festival Internacional de Ballet de La Habana

Cerró cortinas XXVIII Festival Internacional de Ballet de La Habana

A pesar de las difíciles condiciones impuestas por el huracán Rafael, concluyó con un programa de lujo la edición 28 del Festival Internacional de Ballet de La Habana Alicia Alonso.

La última función comenzó con la legendaria Carmen en la sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba, protagonizada por la primera bailarina Viengsay Valdés y el brasileño Marcelo Gomes, gala que estuvo marcada por el buen arte internacional.

La gala de clausura fue también el espacio propicio para el estreno mundial la obra Gitanerías, coreografía del español Joaquín de Luz, quien estuvo en la escena junto a Viengsay Valdés (también directora del Ballet Nacional de Cuba), danzando al compás de la música de Ernesto Lecuona, interpretada magistralmente por los pianistas Aldo López-Gavilán y Marcos Madrigal.

El programa del espectáculo en el Teatro Nacional de Cuba incluyó un fragmento de Nuestros valses, del coreógrafo venezolano Vicente Nebrada, en interpretación de la compañía colombiana Incolballet, sobre una partitura de Teresa Carreño, que interpretó en vivo el pianista cubano Marcos Madrigal.

Los bailarines del Dresden Semperoper Ballet, de Alemania, presentaron Meet you in the navel.

Hasta la prestigiosa sala llegaron la bailaora flamenca Patricia Donn, con su coreografía Farruca Luna Nueva, y los primeros bailarines rusos Maria Iliushkina (compañía del Teatro Mariinsky) y Semyon Chundin (Ballet Bolshoi), que dieron vida a El cisne negro, del tercer acto del clásico El lago de los cisnes.

El Ballet Nacional de Cuba, anfitrión del evento, estuvo también representado por los primeros bailarines Anette Delgado y Dani Hernández, transformados en estatuas de hielo en Invierno, de la coreógrafa Ely Regina Hernández.

Estrenos mundiales de compañías cubanas e internacionales, inserción de formaciones cubanas de diferentes estilos danzarios y la suma de otras expresiones artísticas, como la música, el cine y la literatura, conformaron un programa holístico que materializó la idea de su creadora, la prima ballerina assoluta Alicia Alonso.

Las dos salas de los teatros Nacional de Cuba y Martí fueron las sedes de la fiesta, que reunió a danzantes de México, Rusia, Australia, Francia, Venezuela, Brasil, Colombia, Alemania y otras naciones.

Debutaron con éxitos en la cita el Conjunto Folklórico Nacional de Cuba y la compañía Lizt Alfonso Dance Cuba.

Muy especial fue la temporada del clásico de la danza universal El lago de los cisnes, coreografía de Alicia Alonso que fue defendida por bailarines cubanos en armónico diálogo con danzantes extranjeros, en funciones interpretadas bajo la batuta del músico y director de orquesta ruso Nikolay Shugaev.

El festival fue una excelente propuesta, a pesar de las adversidades naturales, y dejó como principal saldo la integración de las artes alrededor de la danza clásica, el apoyo incondicional del público y las puertas abiertas para que, dentro de dos años, vuelva la fiesta danzaria a la capital cubana. (Digna Rosa Pérez Morejón. Foto: red social Meta)

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RSL

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