La preparación y el entrenamiento militar resultaron clave en los jóvenes que participarían, el 26 de julio de 1953, en el asalto a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Céspedes, en Bayamo.
La Universidad
de La Habana, hasta 1952, fue inicialmente el centro de adiestramiento
militar de los revolucionarios, liderados por Fidel Castro Ruz.
Luego cumplieron
esa función fincas en Catalina de Güines, Calabazar, Nueva Paz y, en febrero de
1953, un campo de tiro deportivo en La Habana.
Tarea
titánica fue la recaudación de dinero, con el fin de adquirir armas para el
asalto. Los jóvenes entregaron sus ahorros, el salario y lo recaudado en ventas;
además, realizaron distintas actividades para aportar recursos financieros.
La urgente necesidad de organizar los pormenores, y el honroso compromiso de no dejar morir a José Martí en el año del centenario de su natalicio fueron el impulso patriótico.
PREPARATIVOS EN ORIENTE
Desde
abril de 1953, Fidel concebía el plan táctico del Moncada. En esa fecha, viajó
a la entonces provincia de Oriente, con Raúl Martínez Ararás, jefe del asalto
al cuartel de Bayamo, para coordinar tareas de aseguramiento.
En
Santiago de Cuba, se reúne con Ernesto Tizol y Renato Guitar.
Inicialmente,
el plan del 26 de julio era promover una insurrección popular armada, a partir
de una acción militar respaldada por una huelga general.
El asalto
al Moncada sería por sorpresa. La decisión del de Bayamo vino después.
De acuerdo
con Fidel, sería un plan susceptible de conducir al éxito.
Ahora la tarea
era localizar locales para el reclutamiento del personal y almacén de las
armas.
Múltiples “carreras”, reuniones y encuentros protagonizaron los asaltantes para dejar bien planificada las acciones del 26 de julio. (Redacción Digital, con información de Radio Reloj. Imágenes: Portal del Ciudadano de La Habana)
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