En el centenario del primer Partido Comunista de Cuba, el
Museo de la Revolución, en La Habana, acogió la presentación del libro Mella para todos los tiempos, de los
escritores e investigadores Adys Cupull y Froilán González.
El texto fue impreso en Bolivia en agosto de este mismo año, como un gesto de solidaridad, ante las carencias editoriales cubanas, indicó el periódico Trabajadores, en una reseña de la actividad conmemorativa.
Participaron como invitados, entre otras personalidades, el destacado combatiente revolucionario comandante Víctor Dreke y, en nombre del pueblo dominicano, Ramón Emilio Santana, quien habló sobre los antepasados ilustres de Julio Antonio, como su abuelo, uno de los padres de la independencia de ese país, el militar y político Ramón Matías Mella y Castillo, cuyo ejemplo influyó en el joven.
El volumen se inicia, precisamente, con las crónicas escritas por Julio Antonio Mella a los 17 años durante su viaje a México para inscribirse en el Colegio Militar de San Jacinto, donde no fue admitido por no ser mexicano de nacimiento.
Ante tal negativa, su reacción reflejada en una de sus crónicas fue: “No me importa. Yo llegaré a la Gloria, así como el barco que me trajo, rompiendo incesantemente la mar, sin escuchar las protestas de las olas ni los peligros que corría llegó a puerto. Así llegaré yo”.
Tal determinación la demostró a lo largo de su existencia, abordada con profusión de detalles por los investigadores, acompañados de referencias de la época: su labor para fundar la Federación Estudiantil Universitaria, su participación a los 22 años en la creación del primer Partido Comunista de Cuba y de la Liga Antimperialista, su prolongada huelga de hambre en protesta por su injusta prisión acusado de terrorista, el intento de envenenarlo a través de la comida en la cárcel y, posteriormente, en el hospital por medio de una inyección, y su puesta en libertad por la presión popular contra el tirano Gerardo Machado.
De su regreso a México trata exhaustivamente el texto hasta
su asesinato a tiros cuando regresaba a su domicilio, acompañado de Tina
Modotti. Y aborda algo de lo que poco se habla: su esposa Olivín Zaldívar,
quien se graduó de Derecho en la Universidad de La Habana y decidió, como
abogada y viuda, descubrir a los verdaderos asesinos.
Como precisan los investigadores, sus valientes acusaciones y declaraciones ayudaron a esclarecer el crimen y demostrar la inocencia de Tina Modotti y la culpabilidad del Gobierno de Machado.
En la presentación del libro, Froilán González demostró, con las continuas indagaciones sobre la vida del joven comunista realizadas por él y su compañera, Adys Cupull, que aún quedan muchas cosas por decir del cubano que más hizo en menos tiempo, como lo calificó el Comandante en Jefe Fidel Castro (1926-2016), líder histórico de la Revolución cubana.
(Redacción Digital. Fotos: periódico Trabajadores)
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