Científicos de Estados Unidos exaltaron hoy la capacidad de Cuba de desarrollar y vacunar a su población con productos propios anti-COVID-19, modelo que sugieren seguir para hacer frente a emergencias sanitarias globales.
En un informe publicado en el sitio Scidev.net, especializado en acercar la ciencia al desarrollo mediante noticias y análisis con sede en esta ciudad, los autores resaltan cómo esa estrategia de vacunación con inmunógenos seguros y eficaces podría afrontar situaciones de ese tipo en entornos con pocos recursos, países de bajos ingresos y en el mundo en desarrollo.
A la par, demandan la reducción de las barreras que bloquean el acceso mundial a las innovaciones biotecnológicas de ese país.
En junio último el equipo de investigadores estadounidenses junto a colegas de África y el Caribe realizó una visita oficial a Cuba, la primera de alto nivel en cinco años, para intercambiar con colegas de la isla sobre la producción de vacunas contra la covid-19 del país.
La delegación estuvo encabezada por el copresidente Michael Osterholm, PhD, MPH, director del Centro de Investigación y Políticas de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota.
Junto al científico llegó a La Habana Cristina Rabadán-Diehl, PharmD, PhD, MPH, quien durante 25 años lideró el trabajo internacional en los Institutos Nacionales de Salud y el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU, antes de convertirse en Director Asociado de Ensayos Clínicos de Westat.
Para Osterholm, lo aprendido sobre el extraordinario trabajo de Cuba con la vacuna contra la COVID-19 dejó claro que puede ser un actor importante para aumentar el acceso mundial a los avances que salvan vidas.
Consideró que aunque las políticas son complejas, “se deben enfrentar a las barreras que impiden que su impresionante grupo de científicos y expertos en salud pública lo haga”.
En el informe explican además que el propósito de la misión de investigación era triple: primero, aprender cómo y por qué un país pequeño de unos 11 millones de personas, y que enfrenta dificultades económicas considerables, había desarrollado, fabricado y desplegado sus propias vacunas, demostró tener más del 95 por ciento de eficacia en la prevención de la enfermedad, la gravedad y muerte.
En segundo lugar entender el lanzamiento de la vacuna en Cuba, estrategia y resultados preliminares y en tercero explorar el enfoque de Cuba a la ciencia en el contexto de la salud pública.
El esfuerzo de desarrollo de vacunas y el modelo de inmunización podría revelar oportunidades para reducir las desigualdades mundiales en el acceso a las vacunas y otras innovaciones sanitarias, insisten los científicos en su estudio.
Resaltan además que la delegación fue consciente de las predicciones de que el mundo está peligrosamente cerca de la próxima pandemia, con infecciones zoonóticas cruzadas, que ya representan para el 75 por ciento de las enfermedades infecciosas emergentes, en aumento en medio del cambio climático.
También los alarmó el acceso desigual a las vacunas que ha prolongado la pandemia hasta ahora, y cómo destaca una falla más amplia en el aumento actual de la innovación biomédica para llegar a miles de millones de personas en bajos y bajos países de ingresos medios.
La visita a La Habana fue organizada por Medicc (Cooperación de Educación Médica con Cuba), una organización sin fines de lucro con sede en los Estados Unidos que promueve el diálogo y la colaboración relacionados con la salud.
Desde 1997, Medicc ha facilitado los intercambios entre la salud cubana y estadounidense, profesionales, académicos, legisladores, fundaciones, estudiantes y líderes de comunidades médicamente desatendidas. (Con información de PL)