Anuncian en La Habana premios nacionales Vida y Obra 2023 de ingenierías (+ fotos)

La Junta Directiva Nacional de la Unión de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción de Cuba (Unaicc) dio a conocer los premios nacionales Vida y Obra 2023 de las diferentes sociedades, a propósito de celebrarse este 11 de enero el Día del Ingeniero cubano.

El lauro de la Sociedad de Ingenieros de la Hidráulica correspondió por paridad de méritos a las MSc. Ingenieras Celia Catiuska Lorenzo Rojas, de la provincia de Holguín, y María Teresa Durand Silveira de Santiago de Cuba; mientras que, en la Sociedad de Ingenieros de las especialidades Mecánica, Eléctrica e Industrial, el reconocimiento fue para el Dr. En Ciencias Técnicas Francisco Beraldo Herrera Fernández, de Villa Clara.

En las Geociencias y la Química, el premio lo mereció el geólogo Rolando Rogelio Gómez Iglesias, de Holguín, y en Ingeniería Civil, el MSc. Juan Mario Junco del Pino, de La Habana.

Todos los distinguidos son profesionales de alto nivel, con meritorios avales en la investigación y la docencia, con aportes nacionales e internacionales en sus respectivas especialidades y a la sociedad, autores de publicaciones relevantes; además, recibieron significativos reconocimientos a lo largo de sus trayectorias laborales, destacó Mercedes Elesther Savigne, presidenta nacional de la Unaicc, al dar a conocer los resultados en rueda de prensa.

La entrega de los premios se realizará este año el 13 de marzo, junto con los de Arquitectura, en ocasión del Día del Arquitecto cubano, anunció la dirigente, quien argumentó que desde 1996, cuando se instauraron esos lauros, se concedieron por la organización 209 reconocimientos de este tipo.

AL HABLA CON JUAN MARIO JUNCO DEL PINO, PREMIO VIDA Y OBRA DE INGENIERÍA CIVIL

Con Juan Mario Junco del Pino Premio Nacional Vida y Obra de Ingeniería Civil 2023 y representante habanero entre los galardonados, conversamos este 11 de enero, a propósito del Día del Ingeniero Cubano.

Periodista: Cuéntenos de sus inicios en la carrera

Juan Mario Junco: Comencé la carrera por mi padre; él me llevaba a las obras, me enseñaba todo, y desde ese momento decidí que me dedicaría a la construcción civil; estudié con dedicación y fui el primer expediente de mi carrera. Amo la ingeniería civil y a ella le doy todo, mi vida.

Mis primeros años fueron a pie de obra, edificando frigoríficos en Alquízar y Güines; el Centro de Biopreprados, de Bejucal; las obras para los Juegos Panamericanos de 1991; trabajé en la construcción de hoteles, como Las Praderas, también en el Centro Nacional para la Producción de Animales de Laboratorio, en la periferia de La Habana; en fin, en muchas obras.

P: Usted fue director del Contingente Blas Roca Calderío, una organización de vanguardia en el sector constructivo. ¿Cómo recuerda aquellos años?

JMJ: ¡Oh!, imagínese usted. En el “Blas Roca”, comencé como jefe de brigada y después terminé como director del contingente. Con ese colectivo, acometimos el hotel Cohiba y otras muchas obras, que sería muy extenso enumerar.

P: ¿Cómo era el trabajo en aquellos días?

JMJ: Fuerte, muy fuerte, trabajábamos 14, 16 horas; dormía allí, era un reto. Esa obra la chequeaba directamente el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, y era un compromiso muy grande.

P: ¿Cuánto le aportó a usted esa relación directa con Fidel durante los años que estuvo al frente del “Blas Roca”?

JMJ: Fue una experiencia única. Contar con su visita, brindarle información precisa, escucharlo, porque, yo no sé cómo, pero él lo conocía todo, lo estudiaba todo, y cuando hablabas con él tenías que estar claro de lo que estabas diciendo porque él dominaba bien todo, y para mí eso fue un reto muy grande.

El Comandante fue al contingente no menos de 200 veces en el tiempo en que yo estuve dirigiendo el Blas Roca, y después en el Ministerio de la Construcción (1995-2010), atendiendo los temas, intercambié mucho con él, apuntó.

En el “Cohiba”, a pie de obra llegaba por las noches, durante el día, a cualquier hora, y había que llevarlo al lugar donde estábamos terminando para él ver la calidad, nos hacía señalamientos. Fidel era una escuela.

P: Desde la base llegó usted a dirigir el Ministerio de la Construcción de Cuba. ¿Cuán difícil resulta dirigir un sector como ese a nivel del país?

JMJ: Es muy complicado, muy complicado, porque hay muchas obras de la revolución retadoras, que conllevan compromisos muy grandes: en la educación, el turismo y otros sectores de la economía.

Yo estuve personalmente dirigiendo la construcción de un grupo de viviendas en las provincias de Matanzas y Mayabeque, y son tareas muy importantes; eso no tiene comparación, la verdad, es un nivel de compromiso extraordinario con la revolución.

P: Usted fue uno de los ministros más jóvenes que tuvo el país en aquel entonces. ¿Qué significó en lo personal asumir esa responsabilidad?

JMJ: Fui ministro con 35 años de edad, fue un reto muy grande. Primero tuve que dedicarme a conocer lo que era el ministerio, cómo funcionaba, porque una cosa es que te lo digan, y otra lo que tú tienes que ver, constatar, compartir; es algo extraordinario, una experiencia que me llegó muy joven y fue única.

P: Cuéntenos del Junco docente, el investigador.

JMJ: Bueno, soy profesor de la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría, la Cujae; imparto clases al quinto año de la carrera, y hay que estar bien preparado; te obliga a superarte, estudiar, a conocer las últimas técnicas.

No puedes impartir la asignatura Pavimento basándote en conceptos de hace 10 años -ejemplificó-; tienes que actualizarte, y ello es muy útil para uno como profesional. A mí me interesa mucho conocer de los últimos adelantos de las técnicas de la construcción; eso es para lo que nací, yo soy constructor.

P: Joven todavía. ¿Cómo perfila su futuro?

JMJ: Pienso seguir estudiando, ahora trabajo en otro proyecto, que tiene que ver con los adocretos y una tecnología denominada ROCAMIX, que le proporciona un beneficio grande a los suelos malos, como son los arcillosos, le trasmite mucha más resistencia, y eso es muy importante, por lo cual lo estoy estudiando, concluyó.

Juan Mario Junco del Pino y los demás premiados acumulan avales de servicios a la sociedad, que los enaltecen como profesionales y como seres humanos; méritos que los posicionan como fieles continuadores de la prolífera obra del ilustre ingeniero habanero Don Francisco de Albear y Fernández de Lara, en cuyo honor se celebra cada 11 de enero el Día del Ingeniero Cubano. (Reyna C. Turro Caró. Fotos de la autora y ACN)

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