En Feria del Libro novela de Gina Picart, periodista de Radio Ciudad (+ fotos y audio)

Como parte de la XXXI Feria Internacional del Libro de La Habana, el Pabellón Cuba acogerá este domingo a las 16:00 (hora local) la presentación de El viaje del pez oscuro, la más reciente novela de Gina Picart Baluja, una de las voces literarias más destacadas que viven y trabajan en Cuba, periodista de Radio Ciudad de La Habana.

Como una obra signada por los contrastes, creada con mucho dolor y, al mismo tiempo, la que más la ha divertido entre todas sus creaciones es definida esta entrega por la también escritora, investigadora, crítica literaria, guionista de cine, radio y televisión, premio Alejo Carpentier de Cuento (2008).

El sitio digital de Radio Ciudad de La Habana reproduce, a continuación, las consideraciones sobre El viaje del pez oscuro, realizadas en su blog Hija del aire por la propia Picart Baluja:

"No cantes antes que nazcan los pollitos", dicen los mexicanos a quienes bailan de alegría antes de que la vida justifique su contento. Pero a veces las alegrías son tan grandes que es difícil no cantar, con o sin pollitos.

Escribí esta novela en uno de los años más oscuros de mi vida y nunca supe qué hacer con el destino fatal que parecía perseguirla, y tampoco logré imaginarme jamás cómo sería su portada si algún día llegaba a publicarse, aunque siempre quise que llevara la imagen de este ángel, el único ángel andrógino que existe entre todas las joyas artísticas de la necrópolis habanera de Colón.

Ahora que ya el libro existe en papel y en una edición digital, respiro como el corredor de fondo que por fin llegó a la meta. La novela que creé con tanto dolor, y al mismo tiempo la que más me ha divertido escribir entre toda mi obra. La novela donde hay una escena de banquete suculento la escribí durante unos meses en los que yo no podía comer. En fin, una historia de paradojas increíbles.

Algunos lugares, como el solar de La Margarita, donde vivió Celia Cruz, el cementerio… existen todavía. Otras como el tétrico chalet de Santos Suárez con sus espeluznantes gárgolas de piedra repletas de misterios… ya son solo ruinas.

Algunos personajes son reales, como La Bestia de la Conseguidera, alguien que fue muy importante en mi vida.

Agradeceré para siempre a mi amiga Elizeh Godínes, escritora, poeta y editora, porque no protestó cuando le confesé que su casa, en un edificio viejo del Malecón, la he usado en dos ocasiones para darles hogar a dos de mis personajes favoritos y más trágicos: Renata en esta novela, y Alondra en La casa del alibi.

Un agradecimiento especialísimo para Dulce María Sotolongo quien, junto con mi otra editora Gina Pérez Palmés, evaluaron esta novela en Letras cubanas y creyeron firmemente en su calidad. Desde entonces Dulce ha luchado por darla a conocer. También muy agradecida al señor Armando Nuviola por su diseño de la portada. Nunca confié en nadie para hacer las portadas de mis libros, pero esta supera a todas las que hice yo. Pocos se han fijado en la gran zona gótica de mi escritura. Él se ha percatado.

No tengo cómo pagarle a mi esposo Oscar Ferrer todo lo que me alimentó durante los meses que estuve escribiendo; cómo puso unas tablas a su venerado escritorio colonial para que yo pudiera sostener los brazos mientras tecleaba. A mi hija Cynthia, mi Sol de Oscuridad, que me apoyó con tanta abnegación, y a Benigno Delgado, quien descubrió a la verdadera Bestia de la Conseguidera, terminó transformándose en ella y aportó a la novela uno de sus mejores personajes.

Finalmente, GRACIAS INFINITAS a Teresita Aloys y Evelyn, historiadoras del Cementerio de Colón. A Teresita por descubrirme hace ya tantos años la estatua del ángel y contarme lo que sabía de ella, y a Evelyn porque muchos años después me ha enviado una colección de fotos tomadas por ella misma solo para complacer mi petición.

Y un guiño cómplice para mis vecinos del solar de La Margarita, quienes en su afanosa búsqueda de míticos tesoros sepultados por los esclavos, terminaron por descubrir un aljibe en el subsuelo de la ciudadela, que tan importante fue después para la secuencia que transcurre en ese muy pintoresco Rincón de Santos Suárez. (Reinaldo Santana López. Con información de Gina Picart Baluja)

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