Un profesional de la Salud trabajando durante 60 años representa un gran bien para el mundo, pero si son algo más de medio millón salvando vidas en 164 naciones, el resultado es invaluable.
Esa es justo, en cifras, la labor desempeñada por médicos, enfermeras y técnicos cubanos de la salud, quienes, de forma masiva desde 1963, viajan, viven y brindan sus servicios de manera voluntaria, principalmente a las comunidades más pobres y necesitadas del orbe.
Con su visión filosófica humanista, el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, consideró un deber la necesidad de ser solidarios con otros pueblos, rememora el doctor Jorge Delgado Bustillo, protagonista de muchas de las misiones médicas cubanas en América Latina y África.
En la ocasión, Cuba mandó un avión cargado de materiales con un grupo de médicos, entre ellos el comandante del Ejército Rebelde Oscar Fernández Mel (1931-2019), quien en aquellos momentos era el presidente del Colegio Médico de la nación caribeña.
Pero no es hasta el 23 de mayo de 1963, dice Delgado, cuando a solicitud del primer ministro Ahmed Ben Bella (1916-2012), una brigada médica cubana fue a la Argelia, recién liberada del yugo colonialista francés, durante un año.
Esa misión solidaria inicial, afirma, creó las bases para lo que posteriormente serían otras colaboraciones similares ahí mismo, y en el resto de África.
Fue el médico y comandante del Ejército Rebelde José Ramón Machado Ventura quien encabezó ese grupo, porque él era el ministro de Salud Pública (Minsap) entonces. Desde el punto de vista profesional esos médicos y enfermeras estaban dirigidos por el viceministro, doctor Gerald Simón Escalona (1932-2016).
No es hasta la segunda mitad de los años 70, añade, que hay presencia médica cubana numerosa en la independiente Angola. A ella siguieron colaboraciones de salud en Guinea Bissau y Guinea Ecuatorial, entre otras naciones.
Incluso, nuestros especialistas estuvieron presentes en países del Medio Oriente, y en Vietnam, donde en medio de la guerra tuvimos brigadas médicas, dice Delgado.
Allí, al frente se encontraba Rafael Figueredo González (1928-2015), un líder de la salud pública cubana, recuerda. También estuvo presente en Laos y en Camboya.
Por esa época, prosigue Delgado, Cuba envió una brigada médica a Nicaragua, en 1972, cuando el famoso terremoto que asoló Managua.
El entonces dictador Anastasio Somoza permitió esa ayuda, incluso pidió entrevistarse con el jefe del grupo, el doctor Adolfo Valdivia Domínguez (1930-2012), a la sazón director de Epidemiología del Minsap -un hombre de mucho prestigio, cuenta Delgado-, para conocer del trabajo que realizaban.
Valdivia describe en sus memorias que, cuando marchaba a la entrevista, conocedor del carácter sanguinario del personaje, les dijo a sus compañeros: "(...) me voy a entrevistar con Somoza, si no regreso, ya ustedes saben qué puede haber pasado".
Y esa colaboración queda en los anales de nuestras misiones, pues la ayuda solidaria cubana no se brinda según un país tenga un Gobierno u otro; se entrega siguiendo los principios humanistas de Fidel a los pueblos que necesiten de nuestro socorro médico, resalta Delgado.
También en esa década Cuba envió ayuda a Siria (1973), Honduras, y a Perú en época del presidente Juan Velasco Alvarado (1910–1977), ocasión en la cual Fidel personalmente donó su sangre.
Un momento fundamental en cuanto a la colaboración médica cubana lo fue en 1998, tras el desastre generado en Centroamérica por el huracán Mitch, que causó una cifra enorme de víctimas.
Es ahí cuando Fidel crea el Programa Integral de Salud (PIS), recuerda Delgado, pues ve la necesidad de ayuda especializada de forma permanente.
Modalidades
A lo largo de los años, explica, hemos implementado diferentes formas de brindar la ayuda solidaria internacional.
Hay programas grandes de salud, detalla, que consisten es enviar brigadas médicas de la forma más económica posible a países pobres y, de manera paralela, traer a jóvenes de esas naciones a estudiar Medicina en Cuba, totalmente gratis.
En ello un hito destacado es la creación de la Escuela Latinoamericana de Medicina (Elam), como parte del PIS, donde se han graduado más de 30 mil estudiantes de medicina de países de todos los continentes, incluso decenas provenientes de Estados Unidos, quienes una vez formados regresan a sus lugares de origen a trabajar en el beneficio de sus pueblos.
Otras naciones prefieren mantener el sistema de asistencia técnica compensada, explica, en la cual el país receptor otorga un estipendio al colaborador, quien a su vez aporta una parte de este para sustentar la salud pública gratuita que existe en Cuba.
Sobre ello, Delgado hace una importante precisión: todo ese personal de la salud que labora en otros países tiene su retaguardia garantizada en Cuba, donde se le deposita su salario íntegro.
Entonces, adicionalmente perciben una estimulación económica por su esfuerzo, lo cual no está reñido con la visión solidaria de la labor.
Ellos están conscientes que el estipendio -no salario, insiste- es mucho menor que el dinero que puede recibir un especialista similar de una nación capitalista, pero ahí, argumenta, se ve el concepto de solidaridad hacia otros pueblos, los cuales son los que pagan por esos servicios.
El internacionalista cubano, pone de relieve Delgado, es un hombre que toma la decisión voluntaria de cumplir una misión humana, algo muy alejado de aquello de que somos esclavos modernos, de lo cual nos acusa el gobierno estadounidense.
En todos los lugares del mundo, afirma, los colaboradores cubanos de la Salud gozan de entera libertad.
Actualidad
Hoy día muchas personas en el mundo conocen del llamado Ejército de Batas Blancas cubano.
Este capítulo de la ayuda internacionalista de Cuba se inició en septiembre de 2005, una fecha fundacional que atesora todo lo que venía haciendo antes en cuanto a las colaboraciones médicas. Las “normales”, las de emergencias, las del PIS.
En la fecha se crea por Fidel, a raíz del desastre causado por el huracán Katrina en Nueva Orleans, dice Delgado, el Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve.
Su primera misión, el 2 de octubre siguiente, estuvo integrada por unos 200 especialistas que viajaron a Guatemala, azotada por intensas inundaciones.
Por esa fecha, la Brigada Henry Reeve se traslada también a Pakistán, para paliar las afectaciones causadas por el terremoto de ese año. Allí, nos dice Delgado, en tres meses instalamos 32 hospitales de campaña de primera tecnología, contribuyendo a salvar miles de vidas. Mitigaron mucho dolor de ese pueblo, afirma.
Un trabajo similar se realizó tras el sismo que impactó a Haití, nación que estuvo acompañada por la solidaridad cubana en esos difíciles momentos.
De particular relieve fue la asistencia directa brindada por los médicos cubanos, encabezados por el propio Delgado, cuando en septiembre y octubre de 2014 llegó la “Henry Reeve” a Sierra Leona para combatir el ébola.
Eso fue una batalla épica, recuerda, caracterizada por la atención asistencial directa a los pacientes por parte de los 267 especialistas cubanos. De hecho, la misión médica de Cuba allí fue la única que realizó ese tipo de trabajo.
En esa ocasión, los médicos cubanos estuvieron presentes en Sierra Leona, Liberia y Guinea Conakry.
Es de destacar que, al conocerse del envío de médicos hacia esas naciones, en tres días Cuba contó con 10 mil voluntarios, recuerda.
Otro hito enorme de la colaboración, destaca Delgado, fue cuando la reciente pandemia de Covid-19, momento en el que, de una forma inusual en el mundo, Cuba mandó más de cinco mil profesionales de la salud a más de 40 países, agrupados en 57 brigadas.
Por supuesto, detalla, los países receptores de la ayuda ponían la transportación aérea, los alojamientos, la alimentación, pero no hubo pago alguno, ni un centavo por medio. Fue solidaridad desinteresada en su más alto concepto.
Incluso, explica, gracias al prestigio ganado, ahora tenemos una brigada médica permanente en Italia.
Pero si de prestigio se trata, ejemplifica, en Qatar hay dos hospitales con personal cubano de la Salud. Uno que data de hace mucho, que todos los años es evaluado por las instituciones internacionales y siempre tiene el máximo puntaje en su desempeño.
El otro se abrió en ocasión del mundial de fútbol de Catar para brindar asistencia médica a los asistentes al campeonato.
También de destacar fue la colaboración que se logró en Brasil. En casi cuatro años, cita, 18 mil médicos trabajaron allí en atención primaria, así como la prestada en Bolivia.
¡Y qué vamos decir de la colaboración médica cubana en Venezuela -resalta Delgado-, que es paradigmática y que lo será por mucho tiempo, con grandes valores en el orden social, humanitario y de respaldo popular!
Así, concluye, hoy los especialistas cubanos de la salud estamos presentes en más de 50 países de forma fija, permanente. Y seguiremos.
Jorge Delgado Bustillo
Médico, graduado en 1974, especialista en Higiene y Epidemiología. Ha
dedicado gran parte de su vida profesional a las colaboraciones médicas
internacionales cubanas.
Fundador del Programa Integral de Salud en Guatemala, con la primera
brigada médica.
Entre otros países, ha prestado servicios en Nicaragua, Sudáfrica,
Zimbabue, Sierra Leona y México.
Ha sido también director de la Unidad Central de Cooperación Médica deCuba.
(Redacción digital. Con información de Prensa Latina. Imágenes: tomadas de Twitter)