Las severas restricciones
que impone el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos a
Cuba impactan en el sector hidráulico, realidad que es muy palpable en La
Habana.
Profesionales del
Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) detallaron, en un estudio sobre
el tema, las afectaciones que provoca ese
cerco de más de 60 años en el desarrollo de inversiones y la compra de
maquinarias, equipos pesados, tecnología y materias primas, refiere un
despacho de la Agencia Cubana de Noticias.
Una parte importante de
ese financiamiento corresponde al presupuesto del Estado, pero la otra hay que
gestionarla, mediante créditos o a través de donativos, al amparo de proyectos
de colaboración internacional, señalaron los expertos en voluminoso informe
sobre las consecuencias de esa medida unilateral y extraterritorial.
Ejemplificaron que, en
2020, el daño por la agresiva política del Gobierno estadounidense sobrepasó
los siete millones de dólares; en 2021, más de cinco millones, y en 2022 una
cifra superior a los seis millones.
Indicaron que su
influencia de manera directa, obliga a moverse geográficamente para conseguir
las materias primas que necesita la institución, que cuenta con tres fábricas
de tuberías en el país, su mayor garantía para ejecutar inversiones.
Hoy, la materia prima que necesitan las fábricas, que pudiera comprarse en
el cercano mercado de estadounidense, se trae de Arabia Saudita y de otros
países, lo que implica un costo adicional muy alto.
Sin embargo, el otro
hecho es la presión con los bancos para hacer las transferencias relacionadas
con cualquier operación de comercio exterior que desarrolle Cuba, sin importar el
tipo de operación ni la moneda en la cual se lleve a cabo.
Cuba trabaja con créditos,
y las transferencias bancarias son muy difíciles, por lo que ya varios bancos
han sido multados; incluso, la administración de EE. UU. ejerce presión sobre
los proveedores para que no vendan al país caribeño.
Los suministradores de
equipos de bombeo, de partes, piezas, accesorios y componentes eléctricos, se
ven presionados en algún momento o temerosos de ejecutar operaciones con Cuba,
debido al alto riesgo que para ellos significa venderle a la nación antillana.
Además, se trata, en cierto modo, de transacciones que
no les representan ganancias considerables. En contraste, los peligros son muy
altos.
En la práctica, apunta el
estudio, Cuba necesita anualmente de cinco millones a ocho millones de dólares
para reparar equipos.
Si el país dispusiera de ese dinero que pierde por el bloqueo, hoy no tuviera la situación que presenta con los equipos de bombeo. (Redacción digital)