Cubano de múltiples profesiones, títulos
universitarios y vasta cultura, escritor, profesor, enemigo de la esclavitud y
preocupado siempre por todo aquello que hiciera bien o mal a Cuba, ese fue el
habanero Antonio Bachiller y Morales.
Poco mencionado, a pesar de la huella que dejó su
obra en la historia nacional, este economista y abogado estudió en el Seminario
de San Carlos, en la Universidad de La Habana y en Puerto Príncipe, Camagüey,
donde se recibió de jurisconsulto en 1838.
Colaboró con la mayor parte de los periódicos y
revistas de su tiempo y firmó sus escritos con distintos seudónimos. También
fue poeta, dramaturgo, historiador y bibliógrafo. Bachiller y Morales
sobresalió en la docencia universitaria y fue regidor del Ayuntamiento de La
Habana.
En la enseñanza universitaria, Bachiller y Morales
fue catedrático de Filosofía, enseñó el desarrollo del pensamiento filosófico
alemán moderno, y abordó el socialismo a la luz de los conocimientos de su
época. Integró la Sociedad Económica de Amigos del País y, al interior de la
entidad, rechazó la esclavitud y abogó por la libertad de comercio que España
entorpecía.
En 1869, a raíz de los sucesos del teatro Villanueva
y del Café del Louvre, emigró a los Estados Unidos, forzado por las autoridades
coloniales, que lo consideraban sospechoso.
Liberal en política y defensor de la unidad moral de
las razas, no quiso servir a la dominación hispana, lo que indujo a los
extremistas voluntarios a asaltar y saquear su casa, y a destruir su bien
dotada biblioteca. Debido a esas circunstancias, Bachiller y Morales vivió casi
una década en los Estados Unidos.
Para el periódico mexicano El Siglo XIX, Antonio
Bachiller y Morales escribió relatos sobre la Guerra de los Diez Años.
La evolución de su pensamiento puede apreciarse en
el hecho de haberse desprendido de su literatura para consagrarse a los
problemas del campo cubano y de su agricultura, y a todo tema que tendiera a
formar la patria cubana.
Se distinguió, además, por su investigación de hechos de la historia de América anteriores a la llegada de los conquistadores europeos.
El 24 de enero de 1889, dos semanas después de la muerte del erudito
cubano, José Martí escribió en Nueva York: “Americano apasionado, cronista
ejemplar, filólogo experto, arqueólogo famoso, filósofo asiduo, abogado justo,
maestro amable, literato diligente, era orgullo de Cuba Bachiller y Morales, y
ornato de su raza”. (Gina Picart Baluja. Foto: red social X)
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