Del 8 al 28 de octubre, Cuba rinde homenaje a dos
comandantes muy queridos e inolvidables: Camilo Cienfuegos y Ernesto “Che” Guevara, en tradicional jornada ideológica.
Son muchas, diversas, las maneras de recordar a los amados
guerrilleros, paradigmas de la juventud y del pueblo todo de esta isla rebelde
y agradecida, pero, sobre todo, se les recuerdas en el diario cumplimiento del
deber.
En el pensamiento y la acción del comandante Guevara están
presentes una serie de conceptos acerca de las cualidades morales que debe tener no solo el combatiente, sino
también el joven revolucionario en las diferentes esferas de su actividad.
En sus concepciones morales, se encuentran categorías
generalmente consideradas propias de la ética militar, tales como el deber, el heroísmo y el honor, la
disciplina, la fe en la victoria, el ideal de lucha, el espíritu de sacrificio
y la justicia, que, aunque tratadas desde un prisma militar, adquieren un
significado especial en el tratamiento de su pensamiento ético para la
formación ideopolítica de las actuales generaciones.
La disciplina, según el Che, debe ser una fuerza que nazca
de una convicción interna y que esté perfectamente razonada.
A los vínculos de la moral y la disciplina de los
combatientes revolucionarios dedicó un lugar aparte en sus escritos. En su
criterio, la disciplina y la moral son las bases en que se asienta la fuerza de
un Ejército. Consideró que existe una moral ética y una moral heroica y que
entre ellas hay un nexo de unión que las convierte en un todo armónico: la disciplina.
De las ideas del Che acerca de la disciplina y sus estrechos
vínculos con la moral, se deduce que, para él, no era posible lograr la
disciplina necesaria en todo el Ejército, sino sobre la base del desarrollo de
la conciencia moral del combatiente y a la vez, esa conciencia debe ser el
resultado de la acción sobre el hombre fundamentalmente de mecanismos de
carácter ideológico.
En sus consideraciones, no solo el condicionamiento objetivo
basta para llevar al cumplimiento del
deber, sino que es necesario estudiar y comprender los deberes
revolucionarios, mediante una labor paciente sobre la conciencia del hombre.
De acuerdo con su concepción, la práctica revolucionaria ha
de ser el resultado de la consecuente acción del hombre en correspondencia con
sus ideas. El mismo es el máximo exponente de la coincidencia entre pensamiento
y acción; como expresó en la carta de despedida a sus hijos, fue un hombre que actuaba según pensaba.
Guiado por la fe en la victoria sobre el imperialismo y la
confianza en el triunfo final, que llevara a los pueblos a la edificación de
una sociedad justa, renunció a sus cargos de dirección en Cuba, para
consagrarse a lo que consideró el más sagrado de los deberes: el
internacionalismo.
Como otras categorías del pensamiento ético del Che, esta fue desarrollada por él en el
transcurso de su actividad política militar de una manera amplia, al comprender
que la cualidad moral que designa habría de caracterizar al revolucionario
cabal, cualquiera que fuera el frente en que se desempeñara.
El Che, junto a Fidel, exhortó al pueblo desde los primeros
años de la Revolución, a actuar frente a la producción con el mismo heroísmo
que en la defensa, convencido de que en ello radica la garantía del desarrollo
del país y, de la victoria en la edificación socialista con que Cuba está
comprometida ante los países subdesarrollados y de todo el mundo.
En el pensamiento ético del Che, están estrechamente
relacionados los conceptos de heroísmo y espíritu de sacrificio. Al referirse
al espíritu de sacrificio, al igual
que al heroísmo, el Che no se limitó a una u otra esfera de la actividad del
revolucionario, sino que lo concibió como una cualidad simultáneamente física y
moral.
Las numerosas ideas desarrolladas por el Che en las
diferentes esferas en que desempeñó su quehacer revolucionario tienen su centro
en la meridiana claridad de que para, construir el socialismo, se requería de
la formación de un hombre nuevo, portador de una conciencia, conducta, valores y principios éticos elevados.
Solamente con un hombre como este se pueden llevar a cabo
las profundas transformaciones revolucionarias que implica la construcción de
la nueva sociedad.
Y en el cumplimiento de ese objetivo, tanto en la vida civil
como militar, sus ideas acerca del factor moral y las relaciones morales
estrechamente vinculadas a conceptos como el honor, el deber, la disciplina, el
ejemplo, el heroísmo, el espíritu de sacrificio, el ideal de lucha… mantienen
hoy, en la actual coyuntura ideológica, extraordinaria
vigencia.
Che es para Cuba y para los millones que creemos que un
mundo mejor es posible: vigencia e inspiración. (Teresa Delgado Moreno. Foto: Tribuna de La Habana/archivo)
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