1926. Nace en La Habana Humberto Arenal Pérez.
Estudió fonética inglesa, literatura norteamericana, periodismo, artes dramáticas, actuación y dirección artística.
Todos estos
conocimientos le valieron iniciar una larga carrera que lo llevó a convertirse
en una de las figuras imprescindibles del teatro en Cuba.
Después de 1959.
con la creación del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, se
integró como guionista y director de documentales.
Más tarde, fue
contratado por el Ministerio de Cultura como director artístico, escritor y
profesor, donde permaneció durante más de 25 años.
También desempeñó
las funciones de director general del Teatro Musical de La Habana, del Conjunto
Dramático de Matanzas y del Teatro Lírico Nacional de Cuba.
En su extensa
carrera artística, imprimió su sello personal a más de 50 obras de todos los
géneros, incluidos varios dramas, comedias, farsas, comedias musicales, óperas
y zarzuelas.
Fue merecedor de
disímiles reconocimientos, como el Premio Nacional de Literatura, la Medalla
Alejo Carpentier y las distinciones Por la Cultura Nacional y Raúl Gómez
García.
1928. Fallece en La Habana María del Carmen Zayas-Bazán.
Nació en Puerto
Príncipe, hoy Camagüey, el 29 de mayo de 1853.
Contrajo
matrimonio con José Martí el 20 de diciembre de 1877 y tuvo a su hijo, José
Francisco Martí, el 22 de noviembre de 1878.
En la casa donde
falleció, ubicada en El Vedado habanero, se encuentra una lápida que la recuerda,
colocada por iniciativa de la institución nacional de patriotas el 25 de marzo
de 1928, apenas unas semanas después de su fallecimiento.
1940. El doctor Antonio Núñez Jiménez funda en La
Habana la Sociedad Espeleológica de Cuba.
Sus integrantes
desarrollaron expediciones y estudios en sitios cercano a la capital cubana.
Después,
continuaron ampliando su radio de acción y se dedicaron al estudio científico
de diversas cavernas del país.
En 1945,
iniciaron la expedición a la zona oriental, donde ascendieron al Pico Turquino
y navegaron por el entonces poco conocido río Toa.
Fueron múltiples
los lugares del territorio nacional estudiados por la institución y disímiles
sus aportes, entre otros: un libro escrito por Antonio Núñez Jiménez y un grupo
de geólogos, titulado Cuevas y Carsos,
que sirvió como texto para formar nuevos geólogos.
También estudiaron
decenas de nuevas formaciones subterráneas y se describieron múltiples especies
que viven en las cavernas, muchas ocultas hasta entonces a los ojos de la
ciencia.
La Sociedad
Espeleológica de Cuba fomentó relaciones fraternales con sociedades, asociaciones,
federaciones y otras entidades científicas nacionales.
1945. Fallece en La Habana Dulce María Borrero.
Fue la segunda
hija del poeta, educador y hombre de ciencia doctor Esteban Borrero Echeverría.
Por su labor en
el campo de las letras, obtuvo varios premios, incluido uno que le otorgó la
Academia Nacional de Artes y Letras, en 1912, por su libro de poemas Horas
de mi vida.
Fue miembro,
desde su fundación en 1910, de la Academia Nacional de Artes y Letras, y en
1935 atendió las funciones de directora de Cultura del Ministerio de Educación.
Fundó en 1937 la
Asociación Bibliográfica de Cuba. Publicó trabajos en varias revistas, impartió
conferencias sobre temas artísticos y literarios, además de sobre problemas
educacionales y cívicos.
También trabajó
en defensa de los derechos de las mujeres. Publicó textos de reflexión crítica
que ponen de manifiesto la amplia proyección de su labor cultural.
Se distinguió
como dibujante, y sus luchas en pro de los derechos femeninos no solo fueron
francas y constantes, sino, además, motivos de atracción en varias
instituciones.
1960. El Comandante en Jefe Fidel Castro, máximo
dirigente de la Revolución cubana, al hablar en el acto por el aniversario 20
de la Sociedad Espeleológica de Cuba, destacó:
“El futuro de nuestra patria tiene que ser necesariamente un futuro de
hombres de ciencia, tiene que ser un futuro de hombres de pensamiento, porque
precisamente es lo que más estamos sembrando; lo que más estamos sembrando son
oportunidades a la inteligencia; ya que una parte considerabilísima de nuestro
pueblo no tenía acceso a la cultura, ni a la ciencia, una parte mayoritaria de
nuestro pueblo. Era una riqueza de la cual no podía nada esperarse porque no
tenían la oportunidad.”
FNY