Siempre hay circunstancias que derivan en el alcoholismo,
como se refleja en canciones, novelas o cuentos.
Recordemos una de las más hermosas inspiraciones del
trovador Silvio Rodríguez Domínguez, donde reconoce a un hombre de su pueblo con
destacada destreza en la fabricación de cometas, Narciso «El Mocho», que se fue
a empinar el codo luego de vender un elegante papalote llamado coronel y
obsequiar caramelos a los niños.
Contrasta la vida de ese hombre hábil también para
fabricar tirapiedas, que cuando más joven así vivía.
Será por tu vivienda,
hecha de ruinas y de misterios;
porque rompías la roca
para ganarte un par de medios…
Un similar paralelo hizo Onelio Jorge Cardoso al cantarle
al pueblo que cada día se entrega al duro bregar, ya no por sueños, sino por
necesidades perentorias, y que a la vez van derramando amor por y para con los
desvalidos.
El cuentero mayor en su colosal pieza “Un brindis por El
Zonzo” habla del pescador que duro trabajó, y que igualmente cayó en el vacío
del alcohol, e hizo galas de altruismo, buenas acciones que muchos obvian de la
gente que se nos presentan de un modo hoy, y se desconoce su vida pasada.
Y dice Cardoso en voz del narrador de esa historia … ”una
vez pescó una muñeca rota que se puso luego a remendar y la dejó nueva con dos
botones de vidrio que le cosió en los lugares donde llevan los ojos. ¿Usted
conoce la niñita tullida, la mayorcita de Román? Pues así como usted baja para
la playa se la encuentra siempre en la puerta mirando al mar. Le hablo, de las
tres, la que no crece. Vaya a conocerla, que le enseñen la muñeca y que le
cuenten ellos de las manzanas y las naranjas que les pescó el Zonzo sin decirle
nunca de dónde venían”.
Ahí cabe entonces la pregunta, ¿por qué beben?
Hoy día el alcoholismo no es fenómeno privativo de gente
de abajo, hay muchos profesionales de por medio.
Algunos se iniciaron como bebedores sociales, por
compromiso del grupo en la beca, en las movilizaciones, los sábados primeramente
para luego extenderlo de los fines de semana hasta llegar a todos los días, e
ir sumando semanas, meses, todos los días.
Así se pierden cerebros, talentos, familias…
No basta con las terapias cuando se ha llegado a tocar el
fundo, ahí jugaría su papel la prevención como mejor medicina, y en ello tienen
mucho que ver los colectivos laborales, estudiantiles, las casas de orientación
de las familias, y no es tarea solo de Salud Pública y los trabajadores
sociales.
Las organizaciones de masas y los grupos comunitarios
serían un valladar para contener la epidemia que gana adeptos en los lugares
más insospechados.
Sin dudas la mera contemplación no conduce a nada, la
acción es el camino, la llave para las puertas.
De ahí el llamado a tiempo porque el alcohólico crea su adicción
en el grupo, como se ve en parques, calles, barrios…. Nadie mejor que la
comunidad laboral, estudiantil, el barrio y sus organizaciones de masas para
prevenir la caída, las recaídas, o todo factor que conduce a la excesiva ingestión
alcohólica.
Juan Carlos Domínguez Taño
SST - JCDT