A veces en la noche aún sueña con cangrejos y en ocasiones durante el día siente deseos de volver a la orilla del río Almendares. Pero María Antonia Cruz Bea recuerda que ahora tiene una casa "luminosa" con piso de cemento por la que sentirse agradecida.
La cubana de 65 años forma parte de los beneficiados en El Fanguito, en el Vedado habanero, donde las horas pasan de prisa entre obras en construcción y demás acciones cotidianas de un barrio en transformación integral, proceso impulsado por el Gobierno en las comunidades vulnerables.
"Vivía en una casita en situación crítica, se inundaba a menudo por estar a solo metros del río, el piso era de tierra y los cangrejos aparecían a cada momento. Siendo niña me mudé para ahí con mi familia, y con el paso del tiempo mis siete hermanos se fueron y solo quedé yo".
Hoy la "señora de los cangrejos", como los funcionarios que han echado pie en tierra en la renovación de El Fanguito la reconocen, habita una de las seis viviendas preparadas para los vecinos al costado de la escuela primaria.
"Agradecida estoy de todos, de la ministra de Comunicaciones (organismo que acompaña las labores en El Fanguito), del Partido, el Gobierno, y del presidente Díaz-Canel quien, en su primera visita, me dijo: “Señora, usted va a tener su casa", recuerda con ojos humedecidos, sentada en el comedor.
Como la de María Antonia, son muchas las historias de quienes han visto a sus vidas dar un vuelco a raíz de la transformación en esa barriada del Consejo Popular El Carmelo, en Plaza de la Revolución.
Así sucede con Mayret Suárez Villa, madre de tres niños menores de 12 años, a la que le remodelaron su vivienda con el cambio de cubiertas y piso, y resultó beneficiada con la entrega de artículos necesarios para la crianza de sus hijos.
Con un fondo habitacional de 598 viviendas, de las cuales casi el 70 por ciento (%) estaban en regular y mal estado, El Fanguito es una de las localidades habaneras que reciben la inyección movilizadora para el rescate de sus obras, ejemplo de cuanto puede hacerse desde las comunidades para enfrentar las problemáticas acumuladas.
Construcciones que renacen con el esfuerzo conjunto
El barrio huele a cemento y a pintura. Al caminar por sus callejuelas da la impresión que todo está en calma, pero la imagen de constructores cargando palas bajo el sol del mediodía devuelve a la realidad: es una comunidad que hoy renace para dignificar a sus más de mil 200 habitantes.
Zenaida Cabrera Arango, delegada de la circunscripción 56 en el consejo popular El Carmelo, explicó que la etapa intensiva de trabajo comenzó hace casi un año, sin embargo desde 2017 llevaban a cabo acciones de transformación, pese a no haber tenido la premura requerida.
Para la educadora con tres décadas de experiencia, una de las mujeres sencillas que coordina a tiempo completo las operaciones de mejora, la población siempre dijo presente en cuanto vieron llegar las brigadas de construcción al barrio; y sin nadie indicarles nada, se sumaron de manera consciente al noble propósito de cambiar el lugar.
Al decir de la delegada, una de las obras de mayor significación en el plano constructivo fue proporcionar el agua a 165 viviendas, que durante décadas estuvieron sin acceso al servicio de abasto.
Los tres consultorios médicos y dos bodegas reparadas, la legalización de propiedades que surgieron en antaño de "llega y pon", cambios de dirección y reparación de viales sobresalen, además del servicio de agua y remodelaciones en viviendas, entre los 46 planteamientos envejecidos con los que comenzó la transformación, de los cuales sólo tres quedan sin resolver.
Mientras hay residentes que ya vivieron el proceso de primera mano, otros se mantienen a la espera de una respuesta que les indique su turno. Al respecto, Cabrera Arango llamó a las personas con problemáticas sin resolver a ser pacientes, pues todos no pueden beneficiarse a la vez.
"Deben tener confianza en que el Estado y gobierno conocen la situación del barrio y priorizan sus mejoras".
No se puede olvidar que el Estado potencia este proceso en medio de condiciones muy adversas por el azote de la Covid-19, el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos y la crisis económica global.
Actualmente organizan el trabajo en torno a la reconstrucción en otras zonas de las viviendas en las márgenes del Almendares, cuyas 106 familias fueron damnificadas por el desbordamiento del río a causa de las intensas lluvias en junio último. La orientación es levantar las casas en lugares sin peligro de inundación, y en un primer momento serán priorizadas las viviendas con peor estado constructivo, ubicadas a 50 metros de la orilla.
Una de los 600 damnificados de la destrucción provocada por el fenómeno hidrometeorológico, Guillermina Alberja Aguilar, contó que aún desarrollan acciones de limpieza a causa de la suciedad y los desechos que dejaron las aguas del río a su paso.
"Lo importante es que se actuó enseguida, no se perdieron vidas, porque la crecida fue rápida. Es la peor inundación que he visto en los 20 años que llevo viviendo en El Fanguito”, refirió al reconocer la preocupación de las autoridades municipales y provinciales, quienes llegaron de inmediato para chequear las tareas de evacuación y priorizar la atención a las familias.
La también coordinadora de los Comités de Defensa de la Revolución en la circunscripción 56, recordó que la mayor organización de masas del país desempeñó un papel fundamental en el trabajo integrador, al involucrarse sus miembros desde el inicio en las acciones constructivas y en el trabajo comunitario.
Según datos ofrecidos por la Presidencia de Cuba en marzo último, en el primer trimestre de 2022 en la capital se ejecutaron cuatro mil acciones, de ellas más de mil 990 constructivas y dos mil 91 son de carácter social.
Las cifras se traducen en reparación de escuelas, bodegas, consultorios del Médico de la familia, mercados, viviendas, al tiempo que se intensifica el trabajo social. (Tribuna de La Habana)