El café y el paraíso (IV parte y final) (+ fotos)

En Cuba, la especie más cultivada de café es la Arábiga, con cerca de 12 variedades, las cuales se comercializan en el mercado nacional y extranjero bajo las marcas Turquino, Cristal Mountain, Serrano, Cubita y Caracolillo.

También se cultivan otras, como la Typica, Bourbon, Caturra amarillo y rojo, San Ramón, Catuai amarillo y rojo.

Sus características organolépticas son la excelente fragancia, el aroma muy fino y delicado, el buen cuerpo balanceado, buena acidez con algunas notas cítricas, limpieza y sabor delicado y dulce.

Entre las marcas cubanas, se reconoce la Turquino como la mejor. Los granos de esa variedad se desarrollan a menos altitud y poseen inferior acidez y bastante cuerpo.

Diferenciada por tener gran suavidad, buen aroma y sobre todo, menor concentración de cafeína, la variedad arábiga es la que domina el café de Cuba, con granos de elaboración selecta y fama mundial.

A Japón se destina una variedad que se cosecha en la serranía del Escambray y a la cual expertos del país nipón pusieron la marca de Crystal Mountain; sobresale por su aroma, acidez y cuerpo. Según especialistas, puede competir con el archifamoso Blue Mountain, de Jamaica, y está tasado entre los de mejor cotización en el área. En Europa, un cuarto de kilogramo de este rubro se vendía años atrás a unos 20 dólares.

La industria cafetalera del mayor país antillano ha desarrollado también otras marcas, como la Cohíba Atmosphere y el Montecristo Deleggend, asociadas al maridaje tabaco-ron-café, creadas con la autorización de la firma Habanos S.A., distribuidora mundial de los famosos puros cubanos.

El Cohíba Atmosphere y el Montecristo Deleggend son cafés gourmets, y se elaboran con los granos de dos exóticos lugares de las montañas del centro de la Isla, donde el cultivo está matizado con un ambiente único, en el que se conjugan suelo y clima. La marca Turquino también posee una variedad gourmet.

Y después de escribir todo esto me surge una pregunta: ¿Cómo es que existe un Irish Cofee, el tan célebre y gustado café irlandés? ¿Qué diablos tiene que ver Irlanda con esta bebida, o me van a decir que la descubrieron por su cuenta en algún monasterio, como ocurrió con el aqua vitae, nombre primitivo del wiski, destilado por vez primera por un grupo de monjes de la verde Erin en los alambiques de sus bodegas, en una tarde, quizá, de desesperación por su falta de contacto con el mundo y por el frío intenso con que les empapaba el oleaje marino?

Nada de eso. El Irish Cofee es una bebida de muy reciente creación que data de la década de los 40 del siglo XX.

Sucedió durante un invierno muy cruento, en el aeropuerto irlandés de Shanonn, cuando un vuelo de la aerolínea Pan American se retrasaba demasiado.

El pasajero Joe Sheridan tuvo la idea de añadir whisky de su país al café que servían en la cafetería para contrarrestar el frío de los pasajeros, quienes le preguntaron entusiasmados por la procedencia de aquella bebida mágicamente restauradora. En un rapto de patriótica inspiración, respondió que se trataba de café irlandés.

Yo probé el Irish Cofee por primera vez en el café El Escorial, de la Plazas Vieja, en La Habana, mi ciudad natal; pero no hay que ir al pasado para beber café irlandés con la memoria: se puede preparar en casa mediante esta sencilla receta:

  • 40 ml de whisky irlandés
  • 80 ml de café caliente
  • 30 ml de crema
  • una cucharadita de azúcar prieta

A partir de aquí, hay que seguir estos pasos:

1-   Se sirve primero la cucharadita de azúcar en una copa de balón o cervecera, pese a que los recipientes pueden cambiar, según los países.

2-   Se añade el whisky, y se mezclan los dos ingredientes. En algunos lugares del mundo, la mezcla se flamea.

3-    Se añade el café. En caso de que se sirva primero esta bebida, conviene no mezclarlos.

4-   Se añade la nata.

5-   Se puede decorar la mezcla con café en polvo o nuez moscada. Personalmente, recomiendo la segunda, es más exótica, y el sabor del café en polvo es amargo y desagradable, o al menos a mí me lo parece.

Los españoles tienen su propia forma de servir el café irlandés: por separado el wiski. En cualquier otro lugar del mundo, el café se sirve mezclado con el whisky y el azúcar, y es la nata la que se sirve separada, por encima de esta mezcla.

En Cuba se sirve todo junto en la copa, y así me gusta más.

El rico café cubano. Foto: revista Artechef.

Todos los cafés del mundo, preparados de mil formas, son deliciosos; pero yo prefiero el café cubano, que no es el mejor, porque no soy chovinista, pero está entre los mejores del planeta y para mí, que soy cubana, su cuerpo, su aroma y su ligero amargor son la materialización del paraíso sobre la Tierra. (Gina Picart. Fotos: )

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