La calle Obispo, en el centro
histórico de La Habana Vieja, sabe a Cuba; se mueve al ritmo de la
rumba. El boulevard más largo de la capital nace en Monserrate, justo al lado
del emblemático bar Floridita, y muere en la bahía de La Habana, o viceversa,
todo depende del transeúnte.
Estrecha, concurrida, tan
vieja como La Habana misma, la calle Obispo es parte de la idiosincrasia de la
mayor de las Antillas. Todas las instantáneas que se hacen en este lugar captan una
esencia, y a veces, un sentimiento.
Cada cuadra desborda cubanía en una mezcla sui generis de rostros, historia, arquitectura, tradición, música, colores, sabores, artesanías, cultura… todo en una misma calle. Obispo es, en definitiva, arte en todas sus variantes. (Cubadebate. Fotos de Enrique González)