William Acosta: testigo y observador de la belleza (+ fotos)


Hay obras que te reinician, y te producen una sensación de felicidad grata. Se trata de ese arte que logra engañarte completamente, pues el artista posee todo el ingenio para llevarte, sin vacilación, a un viaje por el placer estético. No volverás a ser el mismo, y te convertirás es un observador minucioso de lo cotidiano.

Las obras de William Acosta (La Habana, 1984) producen esta mezcla de sentimientos en el espectador. Su constante búsqueda de la belleza nos complace, nos atrapa y nos transforma en pasivos esclavos de su realidad.

En una visita de Tribuna de La Habana al estudio, conversó sobre su trayectoria como artista.

-Conocí tu obra en 2015 a través de la exposición Star Game, en galería Villa Manuela, ¿qué crees que ha cambiado y/o evolucionado en tu trabajo?

-Podría sonar autodestructivo o pretensioso decir que mi obra ha evolucionado o no. No creo que me corresponda decirlo. Lo que estoy haciendo ahora lo disfruto más, creo que tiene más que ver conmigo. La serie de Otaku que participó en esa expo, representaba aquel momento de mi vida y mi relación con los videojuegos. Lo que ha cambiado son las experiencias de la vida, pues ellas te van actualizando el camino, y ese camino cambia. Pero, de alguna manera, en todo mi trabajo hay un factor común.

De la serie Bright Lies. Foto: Cortesía del artista

-¿Cuál fue el camino hasta llegar a la representación del paisaje de la ciudad que vemos hoy en tu obra?

-En la serie Otaku se puede ver un primer referente a la cultura manga que ya no está presente en mi trabajo actual. Aquí representaba las imágenes de videojuegos, donde los personajes recorren ciudades, de ahí un primer acercamiento a este tema de las urbes. Pero fue en 2017 que empecé a trabajar la ciudad de manera más consciente.

"Esto ha sido un camino que ha ido un poco lento. La primera serie se llama Bright lies (traducido al español Mentiras brillantes) y en ella represento la belleza que la gente publica en las redes sociales, como si fuesen súper estrellas: vida de bares, fiestas, ropas bonitas, sonrisas enormes, las caras perfectas, con filtros, pieles que parecen de plástico. Esta serie habla de la imagen de la vida maravillosa que promueves de ti mismo en las redes y que puede generar envidia para otros. En las piezas que la conforman ya se empiezan a mezclar el retrato con el paisaje, porque no solo es importante la belleza de la persona en sí misma, sino también del lugar donde se encuentran, y la calidad de los buenos momentos que están pasando.

De la serie Autómata. Foto: Cortesía del artista

"Luego comencé a hacer la serie Autómata, relacionada con una especie de simulación de la vida, la rutina, al trabajo duro, la responsabilidad. Todo esto lo presento de manera estresante y pesada, incluso aunque la vida parezca glamurosa, acentúo el camino tortuoso a través de la representación de grandes ciudades como Nueva York, Londres, París, Tokio, Shanghái. Me interesa el agotamiento y tensión de estos lugares, donde todos los días son casi iguales, y lo que más hacemos es trabajar.

"Posteriormente llegué, por accidente, a la serie Camouflage, que estoy haciendo hasta hoy. Un día, tuve un percance con una pintura que me salpicó un cuadro y al ser acrílico, secó rápido y de alguna manera dañó la pieza. Ante esto, hallé como solución la superposición, que son estas manchas que están por encima de las figuras, que parecen cristales, reflejos, luces. La solución fue superponer paisaje sobre figura como se puede ver en mi obra actual. Cuando miras todas las series tienen un mismo sentido, pero el punto clave entre Autómata y Camouflage, fue un accidente. Y quiero pensar que trajo algo positivo".

-Esa referencia constante a la ciudad, a la vida contemporánea, ¿de dónde nace y de qué bebe?

-Mi trabajo está constantemente absorbiendo imágenes de películas, revistas, de medios masivos como las redes sociales y mayormente de la publicidad. Me interesa muchísimo este último tema porque en mi opinión, promueve cierto tipo de belleza. Con belleza no me refiero al atractivo físico, sino a un estilo y calidad de vida. Aunque tu vida y tu aspecto estén en buenas condiciones, el recibir promoción de otro tipo de belleza, a veces te hace creer que no eres suficiente. Eso te sitúa frente a objetivos prácticamente inalcanzables, los cuales despiertan frustración en ti como espectador. Este tipo de sentimiento le ocurre a prácticamente a todos: frustración, estrés, presión social, y es algo que mayormente se vive en la vida de la ciudad. También está ella misma como canon de belleza, pues para los que habitan en las zonas rurales, la ciudad puede ser un canon de belleza o lo opuesto para los que tienen una vida más urbana.

"El hecho de representar grandes metrópolis como Nueva York, Los Ángeles, Chicago, San Francisco es porque constituyen, para nosotros, referentes de sociedades de consumo, y su relación con la publicidad es el hecho de representar, lo que no tenemos ni somos, sino lo que quisiéramos tener o ser. En estas representaciones de ciudades a veces hay superposiciones donde ves a La Habana. Esta resulta confusa, pues mezclo los lugares para hablar del hecho de estar en un espacio, y fantasear con otro, como un alter ego".

-¿Crees que tengas una visión romántica de la ciudad?

-En realidad no lo sé. Para mí la ciudad es el medio en el que nos movemos, en el que fluye la vida de quienes la habitan. Es una parte de mi identidad, pues siempre he vivido en la ciudad, y a los lugares que he viajado han sido grandes urbes. Es todo mi referente. Es una manera de representar lo que soy.

-¿Por qué es recurrente la figura femenina en tu creación?

-Siento gran adoración por la figura femenina, y también cierta “envidia” porque la mujer es el centro de atención para hombres y mujeres. Esta atención, nosotros los hombres no la recibimos. En mi trabajo, cuando hablo de canon de belleza, me parece más apropiado la imagen de la mujer. Es cierto que en la cultura griega existía un concepto de lo bello para ambos sexos, pero creo que cómo la naturaleza creó a la mujer, resulta insuperable.

"Además me gusta la manera en la que la belleza de las féminas intimida, e intento reproducir ese efecto. Y por supuesto, la presencia de estas hace una referencia automática al deseo de consumismo. Ellas son las que más productos consumen. Aunque debo decir que también he pintado a hombres en un pequeño porciento".

-¿Quiénes son tus modelos?

-Hice una serie que se llama Momento donde la figura principal era mi esposa, pero en Camouflage no hay personas conocidas. Normalmente, aunque las obras tienen un corte de retrato, me gusta que la pieza sea impersonal. Las figuras no están posando, están haciendo lo suyo, y yo simplemente mostré interés por ellas.

De la serie Camouflage. Foto: Cortesía del artista

-¿Por qué comienzas a representar figuras de espalda?

-Empecé producir figuras de espalda en 2020, tal vez por las circunstancias de la cuarentena. Para que una persona no sea consciente que va a ser fotografiada, la manera más segura es tomarla de espalda. A la misma vez, para mí esta posición denota cierta negación, rechazo, descontento. Cuando alguien está indi-ferente a ti, una manera en la que puedes representarlo simbólicamente puede ser de espalda. Asimismo, cuando se marcha, es lo último que ves.

"Mis piezas tienen una composición que de repente sugieren el retrato, pero en realidad es difícil decir si son retratos o paisajes porque los dos tienen mucha fuerza en el cuadro, y me gusta ese conflicto de identidades, porque, a la misma vez, mi obra habla de eso, cuando pinto lo que quieres ser y no lo que eres. La figura de espalda no te permite reconocer quién es el retratado. Me gusta lo impersonal, es muy importante para mí".

-Háblame de tus influencias

-Mi referente es la fotografía de cualquier tipo, incluso la de aficionado que se publica en las redes sociales. Siempre en mis piezas los encuadres son propios de este medio, presento planos de figuras cortadas, como el llamado plano americano. Este tipo de cortes lo uso como un recurso casi obligatorio. Me gusta utilizar imágenes producidas por otros, me apropio de ellas, y las uso de una manera que el dueño no se da cuenta de que fue suya alguna vez.

"También me grada que la fotografía te encuadra las cosas, te hace ver lo que está fuera de tu alcance, cómo se filtra y se manipula la realidad, se saca de contexto, se embellece. Fundamentalmente este término: embellecer la realidad. Además disfruto de las soluciones impresionistas, en cuanto a la técnica: uso de la luz, la mancha, la soltura.

"No soy fotorrealista ni hiperrealista, me interesa que la pintura se vea como pintura, no que parezca una foto. Por eso exagero la mancha, uso soluciones rápidas o hago efectos que a veces recuerdan al im-presionismo. Sin embargo, no tengo el impresionismo ni el luminismo como referentes, al menos de manera consciente. A nivel de solución técnica, acudo a las tradiciones: veladuras, tonos medios y oscuros, tonos claros para resaltar las luces, y en mi caso especial, destacar la superposición.

“De manera general, me gusta que la pintura siga teniendo esa función documental que tuvo hace siglos. Hago una obra que representa mi tiempo, una interpretación de esa realidad, como lo puede ser también un reportaje”.

-¿Qué está produciendo nuevo William Acosta?

-Disfruto muchísimo lo que estoy haciendo ahora mismo. Quisiera creer que tiene soluciones técnicas interesantes, pero espero seguir evolucionando. Incluso para la expo Luz Roja, de 2021, hice piezas tridimensionales, instalaciones, que aunque ya las he trabajado en otras ocasiones, ahora las presenté con mayor fuerza y tamaño. He estado usando otros materiales.

"La pintura es un efecto visual, con ella te doy la sensación de perspectiva por medio de líneas, colores y superposiciones, pero ya no quiero engañar al ojo con esa sensación, quiero crear perspectiva y superposición real. Por ello estoy haciendo obras en collage, que ya está rozando el tema. En él ya no ves una luz que se superpone al paisaje o a la figura, calo un papel blanco que es más claro que la madera que está debajo y lo superpongo con una separación hecha por materiales en madera, cartón etc., y ya la superposición no es un efecto visual, existe de manera literal. Estoy tratando de tridimensionalizar un poco mi pieza, trabajar con otros materiales, y que la obra no sea solo pintura. Veremos cómo avanza eso, está dando todavía pasitos de bebé".

-¿Quién es William Acosta?

-Yo soy mi trabajo. Tengo la filosofía de que si lo que más hacemos en la vida es trabajar, es muy importante disfrutarlo. No importa lo que quieras hacer, sino que a lo que te dediques sea parte de ti. Si no lo disfrutas, tampoco disfrutarás tu vida. Pero no solo soy eso, me describo como un observador. Quisiera que mi arte hable de mí no solo como un participante, que inevitablemente lo soy, sino como un testigo, un observador y todo lo que esas palabras implican. (Tribuna de La Habana)

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