Un museo para incentivar el amor por la ciencia

Un museo para incentivar el amor por la ciencia

Varios propósitos guían el trabajo del Museo Nacional de Historia de las Ciencias Carlos J. Finlay, inaugurado el 13 de junio de 1962 en el centro histórico de La Habana.

Entre sus misiones están, divulgar, exponer, conservar, adquirir y estudiar, el patrimonio del movimiento científico cubano; así como promover el reconocimiento social a científicos y colectivos destacados a lo largo de la historia y hasta la actualidad para incentivar el conocimiento y la admiración de las nuevas generaciones hacia aquellos que han dedicado sus vidas al desarrollo científico de Cuba.

Su nombre no fue escogido al azar, sino en base a una acertada reflexión, como homenaje a uno de los sabios icónicos de la nación cubana, cuyas investigaciones y descubrimientos resultaron en la salvaguarda de miles de vidas amenazadas por uno de las enfermedades más letales de la historia humana, la fiebre amarilla.

El museo, institución adscrita al Ministerio de Ciencia,Tecnología y Medio Ambiente, debe su creación a la entonces Comisión Nacional de la Academia de Ciencias de Cuba, para conmemorar el aniversario 130 del natalicio del destacado sabio cubano que le da nombre y se hospeda en las instalaciones de la antigua Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana.

Un museo para incentivar el amor por la ciencia

Su riqueza incluye a la propia edificación con su mobiliario original, y a su historia, pues allí se reunieron e intercambiaron ideas y conocimientos destacadas personalidades de las ciencias, como los médicos, Nicolás José Gutiérrez y el propio Finlay, el ingeniero civil Francisco deAlbear y el relevante naturalista Felipe Poey Aloy.

Allí también reposan los restos de Tomás Romay y Chacón, médico y  humanista, quien difundió en Cuba la vacunación antivariólica.

La institución atesora valiosos fondos documentales y bibliográficos, instrumentos y objetos personales de destacados hombres de ciencia y una sala de farmacia.

El Museo Nacional de Historia de las Ciencias Carlos J.Finlay, localizable en la calle Cuba entre Amargura y Teniente Rey, en La Habana Vieja, es un sitio donde el visitante puede nutrirse de un amplio conocimiento, y para los más jóvenes servir de incentivo vocacional para que el futuro de nuestra patria sea, como dijera Fidel Castro, “un futuro de hombres de ciencia”. (Gilberto González, Redacción Digital. Foto: Red Social X).

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