Piezas de porcelana de la penúltima dinastía de China, la Ming, se exhiben desde este 24 de julio en el Museo Nacional de Artes Decorativas, en La Habana.
La muestra se inserta en el programa de actividades por el
aniversario 60 de esa institución cultural.
Porcelana de esmaltes policromados, un vaso y hornos
imperiales de la ciudad de Jingdezhen,
del período Wanli (1573-1620); una
figura escultórica de Guanyin, la Avalokitesvara, deidad suprema que
encarna la compasión de todos budas; fragmentos de un plato de porcelana
policromada, también del período Wanli
y un buda blanco de la provincia de Fujian,
son algunas de las piezas expuestas, a partir de una colaboración entre el
Museo Nacional de Bellas Artes, el Gabinete de Arqueología y el Museo Casa de
la Obrapía, estos dos últimos pertenecientes a la Oficina del Historiador de la
Ciudad de La Habana.
Hua Xin,
embajador de la República Popular China en Cuba, explicó que la temática de la
exposición fue elegida, no solo por la rica y exquisita colección de reliquias
culturales chinas del museo, la larga y profunda amistad entre ambas naciones,
sino también por la perspectiva global y el valor contemporáneo que contiene.
¿Cómo llegaron estas
piezas chinas a Cuba?
Aunque para el pueblo cubano resulta casi inimaginable la
existencia de vínculos entre la China de aquella época y nuestro país, Yosvanis Fornaris Garcell, curador de
la exposición, recordó que los primeros europeos arribaron a las costas del
mayor archipiélago de las Antillas a finales del siglo XV, momento en el que Hongzhi (1488-1505) regía como monarca
del distante imperio.
Luego, con la llegada de Cristóbal Colón a América, la
circunnavegación del planeta por primera vez en la historia y el descubrimiento
de la ruta de Tornaviaje (1565) por fray Andrés
de Urdaneta, el puerto de La Habana fue un punto importante en el comercio
entre China y España. “En Cuba, muchos de los productos provenientes de las
Filipinas encontraban compradores”, explicó el curador.
En el libro La Habana arqueológica y otros ensayos, de Leandro Romero, se hace referencia a un
protocolo (fechado el 12 de marzo de 1591) de compra-venta de “…catorce docenas
de loza de china” entre mercaderes, uno de paso por La Habana y el otro
radicado en la ciudad”.
Más adelante, casos como el del acaudalado empresario y
diplomático cubano Oscar Benjamín Cintas,
dedicaron cuantiosos recursos a coleccionar arte.
Después de 1959, un grupo de reformas tomadas por el Gobierno
revolucionario favorecieron el coleccionismo institucional.
El Museo Nacional de Artes Decorativas, fundado en
1964 en la otrora mansión Gómez Mena, abriría sus puertas con importantes
colecciones. Con el tiempo, la colección de esa entidad aumentaría
exponencialmente a través de compras, donativos y transferencias. Actualmente,
posee la mayor colección de arte chino del país.
“En el museo tenemos un grupo pequeño, pero sumamente
importante de piezas Ming, porcelanas,
metales esmaltados y jade, las cuales datan entre mediados del siglo XV hasta
mediados del siglo XVII”, agregó.
La dinastía Ming gobernó entre los años 1368 y 1644 tras la
caída de la dinastía mongol Yuan. (Redacción Digital, con información y fotos
de Radio Enciclopedia).
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