Artista boricua trae a La Habana monolitos del Caribe

Artista boricua trae a La Habana monolitos del Caribe

 

Con parte de su corazón, raíces familiares y esencia del Caribe, la artista boricua Gisela Colón exhibe sus monolitos en la XV Bienal de La Habana, con sede en la capital cubana hasta febrero próximo.

De brazos abiertos, el conjunto Materia prima del Caribe recibe a los visitantes en la entrada del Edificio de Arte Universal del Museo Nacional de Bellas Artes, uno de los espacios de la bienal, donde esos monolitos que albergan magia y buena energía incitan a llevarse fotos de recuerdo.

Colón compartió detalles con Prensa Latina de esta participación incluida en la exposición colectiva de mujeres caribeñas La tradición se rompe, pero cuesta, muy destacada por los organizadores de la cita de arte contemporáneo.

La artista afirmó que para este conjunto de cuatro esculturas en forma de balas usó como materia prima tierra cruda, elementos científicos, acrílicos ópticos y fibra de carbono, y propiedades naturales provenientes de sitios geológicos de su natal Puerto Rico.

La estructura de balas de las esculturas evoca los legados turbulentos de las historias coloniales de esa nación caribeña y de Latinoamérica, presentes hoyen nuestras vidas, expresó.

En su obra, Colón reutiliza materiales de alta tecnología, típicamente asociados con funciones de militarismo, y los convierte en fuentes de luz, vida y energía positiva a través del arte.

El público puede percibir las piezas como proyectiles, misiles o cohetes, pero en estas predominan el ingenio artístico de la autora y su espíritu contrario a la beligerancia.

Cada obra se entrelaza con su historia personal y representa un punto geográfico de Puerto Rico que tiene gran significado en su existencia, resaltó la artista.

Por ejemplo, describió que en Monolito Parabólico Hematita (Tierra de Substrato, Arecibo, Puerto Rico, 2024), el uso que hace de la tierra roja del terreno de su familia en Arecibo conecta momentos formativos de una infancia rodeada de violencia y desplazamiento.

Esta pieza refleja también su fascinación temprana por el espacio sideral y el cosmos nutrido en el Observatorio de Arecibo, hasta hace poco el telescopio más grande del mundo.

Colón narró que, en la década de 1970, su padre, científico y asesor del Departamento de Contaminación Ambiental del gobierno de su país, descubrió que los polvos del desierto del Sahara en África llegaban a Puerto Rico, lo cual generó en ella desde primeros años de vida un profundo aprecio por los ecosistemas interconectados de la Tierra.

La exposición incluye, además, Monolito Parabólico Clorofila (Bosque Tropical de El Yunque, Luquillo, Puerto Rico), 2024.

Aquí emplea las propiedades verdes del compuesto químico de clorofila para poner en primer plano la importancia climática de la selva tropical de El Yunque, el bosque tropical más grande del Caribe, como lugar de renovación planetaria.

También Monolito Parabólico Fósforo (Aguas de La Parguera, Bahía Bioluminiscente, Lajas, Puerto Rico, 2023), con el cual Colón recuerda sus experiencias fenomenológicas al encontrar la luminiscencia radical de dinoflagelados en los ecosistemas marinos bioluminiscentes de Puerto Rico.

Publicaciones digitales de los promotores de la Bienal de La Habana, indican que hace algunos años, visitando el Museo Nacional de Bellas Artes, la artista boricua aseguró que, desde pequeña, viviendo en Puerto Rico, fue inspirada por las cualidades místicas de la obra de Wifredo Lam.

Ahora, bajo ese influjo del pintor cubano más universal, convida a todos a descubrir sus motivaciones personales. (Redacción Digital. Foto: Prensa Latina)

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RSL

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