Existen más de tres mil especies de mosquitos a nivel mundial, pero solo unos pocos pican a los seres humanos.
La cantidad varía en dependencia del país donde usted viva. Aunque a veces no los vemos, ese sonido que producen con sus alas transparentes, parecido al de una trompetilla, puede enloquecer a cualquiera.
La hembra se nutre de la sangre; los machos lo hacen de otros insectos, de plantas, del jugo de las frutas y otros líquidos de vegetales.
Los mosquitos hembras introducen en nuestra piel su probóscide, apéndice alargado y tubular que tienen en su cabeza. Necesitan aspirar sangre para vivir y poner sus huevos. Gracias a la sangre, consiguen las proteínas necesarias para completar su ciclo reproductivo llamado gonotrófico. Una vez que chupa la sangre, vuela adonde haya un depósito de agua para poner sus huevos.
Al picarnos, en el mejor de los casos nos deja con una inflamación acompañada de picor; en el peor, nos transmite enfermedades que pueden llegar a ser mortales. El riesgo está en las bacterias que pueden depositar, pues dan paso a patologías muy delicadas, como la malaria, el dengue, la fiebre amarilla, el chikunguya y el zika, entre otras.
Se dice que son los animales que más muertes provocan: alrededor de 750 mil al año en todo el mundo.
¿Tienen dientes los mosquitos?
No son dientes exactamente, son piezas de esmalte fijadas a los huesos maxilares. Se llaman dentículos, y suelen tener 47 piezas. Sirven, por ejemplo, para perforar la piel y succionar la sangre cuando pica a animales o personas.
¿Cómo detecta a su víctima?
Se conoce que, gracias a los sensores que tienen en su sistema, detectan a distancia dónde hay sangre para alimentarse.
A través de los sensores químicos, perciben el dióxido de carbono y el ácido láctico que emanan los humanos y los mamíferos. Su sentido de la vista es muy desarrollado. Se sienten más atraídos por los colores oscuros que por los claros.
Recientemente, en la revista Nature se publicó una investigación sobre los mecanismos que emplean los mosquitos para hallar con gran precisión a sus víctimas humanas.
Numerosos estudios han demostrado que los mosquitos utilizan su sentido del olfato para diferenciar a sus víctimas, incluidos los humanos. De hecho, reconocen precisamente el olor humano, incluso si este está mezclado con el entorno y el olor de los animales cercanos.
Específicamente, el Aedes aegypti puede oler el dióxido de carbono que exhalan los humanos, además del el olor de la bacteria Brevibacterium linens que se encuentra en los pies.
Con este estudio, los científicos encontraron tres haces nerviosos, uno de los cuales respondía más activamente a los olores humanos, otro a los olores animales, y el tercero a olores en general.
A su vez, identificaron dos compuestos presentes en la mayoría de las muestras de olores humanos, pero rara vez encontrados en animales: decanal y undecanal. Estas sustancias tienen un olor cítrico dulce y se encuentran en el sebo humano.
Según parece, los resultados de la investigación podrían servir para mejorar los repelentes de mosquitos. Otra aplicación potencial sería preparar atrayentes para mosquitos o productos químicos que podrían usarse como cebo para alejarlos de los humanos y colocarlos en una trampa.
Lo más efectivo, sin embargo, es eliminar los criaderos de mosquitos para que no puedan reproducirse. (Redacción digital. Tomado de Tribuna de La Habana)