Como cada 13
de noviembre, Cuba celebra el Día del Bombero, un justo homenaje a aquellos
que, con valentía desafiante, protegen vidas, bienes y los sueños de un pueblo.
La efeméride
trasciende el mero reconocimiento formal. Es un día para recordar que, mientras
la mayoría huye del fuego, ellos corren hacia él. Son, como bien reza la
tradición popular, "los primeros en llegar y los últimos en irse".
Su labor no
se limita a apagar incendios; son rescatistas en derrumbes, primeros
respondedores en accidentes y una pieza clave en la gestión de desastres
naturales. Su preparación constante es el escudo que anteponen al peligro
inminente.
El bombero
cubano es un símbolo de resistencia y humanidad. En un contexto de frecuentes
desafíos materiales y limitaciones logísticas, su ingenio y espíritu de
colaboración se convierten en sus herramientas más valiosas. Su labor es un
pilar de la Defensa Civil en la Isla, un sistema elogiado internacionalmente,
donde la prevención y la respuesta organizada salvan vidas año tras año.
Desde cada
rincón del país, su presencia es un faro de tranquilidad. En las ciudades,
protegen el patrimonio arquitectónico y la densa vida urbana; en las zonas
rurales, combaten los incendios forestales que amenazan cultivos y ecosistemas.
Su sacrificio es diario, silencioso la mayor parte del tiempo, y heroico cuando
la emergencia estalla.
En un mundo
donde los héroes a menudo son ficticios, Cuba tiene los suyos propios, de carne
y hueso, que visten un uniforme impregnado de humo y honor. Hoy, la nación
entera se une en un solo mensaje: ¡Gracias, bomberos cubanos, por ser los
guardianes incansables de nuestro pueblo!
https://rciudadhabanaoficial.blogspot.com/2025/11/frente-los-embates-del-huracan-melissa.html
(Con
información del Portal del Ciudadano de La Habana)
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