Ante todo, un pensamiento de respeto por el escritor Francisco López Sacha, una de las personalidades más destacada de la literatura nacional, quien falleció este domingo y a quien se dedicó en 2024 la Feria Internacional del Libro de La Habana.
Es una noticia
triste, en medio de la edición 33 de uno de los acontecimientos culturales más
importantes de Cuba cada año, cita que avanza contra viento y marea, contra los
malos augurios de los sabuesos de la guerra y a pesar de tantos inconvenientes.
Se trata de un
evento que marca un antes y un después en la vida sociocultural del país.
Y es que no puede
haber crisis económicas ni circunstancias políticas que impidan una feria que se
desarrolla en la capital de Cuba y
luego se extiende por todas las provincias y el municipio especial de Isla de
la Juventud.
Constituye uno de
los acontecimientos culturales más importante de la nación antillana no solo
porque sea la fiesta de libro y todo lo que una feria reúne -libros, libreros y
librerías, editoriales y publicaciones seriadas-, sino también porque
constituye una puerta a las artes que allí se congregan y, sobre todo, a la socialización del público que acude en
masa.
Al ser dedicada este
año a Sudáfrica, propicia un intercambio enriquecedor, que acerca
presentaciones musicales, teatrales, cinematográficas, plásticas y fotográficas
de esa nación, integradas a la agenda cultural cubana de la cita literaria.
La presente
edición de la feria se consagra, igualmente, a homenajear a Francisca López Civeira y Virgilio López Lemus, intelectuales de
trayectorias fructíferas, y saluda el aniversario 25 de la creación del Sistema
de Ediciones.
Naturalmente, no
todo es perfecto ni todo el que acude a la feria compra libros.
Todos, sin
excepción sabemos lo que una crisis económica, representa.
En el caso de la
sede principal del evento, el Parque Histórico Militar Morro-Cabaña, hay quienes van de paseo, interesados en
visitar un sitio legendario. Hay quienes van “casi de campismo”, y otros, solo por
el placer de socializar.
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Foto: Tribuna de La Habana/archivo. |
Cualquier justificación sirve para salir de la rutina, y esa antigua fortaleza es sitio propicio para ello, a pesar de probables cuellos de botella en el tráfico vehicular, tranques, algarabía y cualquier otro inconveniente.
La Feria Internacional del Libro de La Habana
se ha convertido en ese tipo de acontecimiento sociocultural descomunal y vivo
que genera su propia experiencia.
Para algunos es
tal vez más fiesta que otra cosa, pero en verdad, si la fiesta se convoca
entorno a un libro y es de tal naturaleza, el mundo debiera llenarse de
celebraciones como esta. (Jorge Sariol Perea. Foto de portada: del autor)
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