La Habana despidió a Miriam Learra Roig, pero jamás la olvidará

La actriz Miriam Learra durante entrevista al programa "Unos minutos en la vida de...", de la televisión cubana. Foto: Captura de pantalla tomada de CubaCine

Miriam Learra Roig, destacada actriz que vino al mundo en El Cerro habanero en noviembre e igualmente se despidió de este mundo en el penúltimo mes, deja tras de sí una estela de  talento, espontaneidad y compromiso que la convirtieron en una de las artistas más admiradas del panorama cultural cubano.

Luego de vivir 88 fructíferos años vividos, Miriam falleció en su natal Habana el 22 de este noviembre, ciudad donde siempre fue actriz.

Se dice que era extrovertida, que gustaba de cantar y recitar desde niña, y que en la adolescencia descubrió que la actuación sería el camino a seguir, gracias al teatro aficionado de su escuela.

Pero los prejuicios de la llevaron a convertirse en optometrista y que ejerciera la profesión, como su padre.

La década de los 60 del siglo pasado, comentó a su primer esposo, el entonces joven cineasta Octavio Cortázar, su deseo de hacer teatro.

A partir de entonces se asentó en las tablas bajo la tutela de Julio Mata en la sala Las Máscaras, y luego con Rubén Vigón en la sala Arlequín.

Destaca en la carrera de esta habanera rellolla los estudios de actuación y dirección que ella y Octavio realizaran en la Academia de Artes Escénicas de Praga, en la entonces Checoslovaquia, hasta su graduación en 1966.

Pero como la actuación era la pasión de Miriam, su carrera arranca más en serio en la sala Las Máscaras junto a Julio Mata, además de destacarse en Teatro Estudio.

Gracias a su talento supo enfrentar con acierto, tanto lo cómico como el drama, tal como hizo en obras como Doña Rosita la soltera, Bodas de sangre, Morir del cuento, Las Leandras y El cartero de Neruda.

Su interpretación en Doña Rosita la soltera le valió un premio en el Festival de Teatro de La Habana en 1980, y su actuación en Morir del Cuento, dirigido por Abelardo Estorino, se alzó con pergamino de mejor actriz en el Festival Internacional de Sitges, España.

En el cine, destacan sus actuaciones en El Brigadista (1977 -  Octavio Cortázar), Un día de noviembre (1972 - Humberto Solás), Aquella larga noche (1979 - Enrique Pineda Barnet), Mambí (1997 - Teodoro Río y Santiago Ríos)

Miriam se convirtió en un rostro familiar y querido para el público cubano a través de numerosas producciones de la televisión nacional, medio donde participó en producciones como La séptima familia, Sin perder la ternura, Las honradas, El año que viene, Entre mamparas y Tierra brava, entre otras emblemáticas obras.

Espontanea actriz – como se confiesa-, que vino al mundo el 19 noviembre de 1936, compartió escena, o lo hizo bajo destacados directores, entre ellos, Raquel Revuelta, Adolfo Llauradó y Aramís Delgado.

Además de la actuación, ejerció la docencia en la Escuela Nacional de Arte, y presidió la sección de actores de la Uneac desde 1982 hasta 1984.

También dirigió la Compañía Hubert de Blanck, aunque confesó que nunca disfrutaba la toma de decisiones administrativas, porque siempre prefirió la actuación.

Por todos estos, y muchos otros aportes, mereció la Distinción por la Cultura Nacional.

Miriam Learra Roig, nació y se marchó en Noviembre, pero más que despedida, el penúltimo mes marca la apertura de una puerta mayor, tal como sentenciara Nuestro Héroe Nacional, José Martí: “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra dela vida”.

https://rciudadhabanaoficial.blogspot.com/2025/11/merceditas-valdes-la-voz-que-deslumbro.html

(Con información de Ecured – Granma- CubaCine - RCH)

Juan Carlos Domínguez Taño

SST - JCDT

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